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    visitas demasiado breves para perjudicar a nadie, servicio de escolta incluido, excursiones
    a lugares exóticos, juego... ning�n impuesto.
    El �ltimo punto pareció interesar de un modo especial a su oyente, de modo que el
    profesor se extendió en el tema de la �longevidad�: una cadena de residencias para
    jubilados en las que un terr�queo podr�a vivir con su pensión de vejez y prolongar su
    existencia, veinte, treinta o cuarenta a�os m�s que en Tierra. Como exiliado... pero, �qu�
    val�a m�s? �Una prolongada vejez en Luna, o un panteón en Tierra? Sus descendientes
    podr�an visitarles y llenar los hoteles para turistas. El profesor embelleció el cuadro con
    im�genes de �clubs nocturnos� con atracciones. imposibles en la horrible gravedad de
    Tierra, deportes adaptados a nuestro decente nivel de gravitación... y habló incluso de
    piscinas, de patinaje sobre hielo y de la posibilidad de �volar! Terminó sugiriendo que el
    consorcio suizo se declarar�a en quiebra.
    Al d�a siguiente le estaba diciendo al director de las secciones extranjeras de la Chase
    International Panagra que una sucursal en Luna City podr�a ser atendida por parapl�jicos,
    paral�ticos, enfermos card�acos, amputados y otros empleados para los cuales la excesiva
    gravedad representaba un inconveniente. El director era un hombre gordo, de respiración
    jadeante, al que tal vez podr�a interesar personalmente la proposición... aunque lo cierto
    es que sólo irguió la cabeza cuando el profesor aludió a la ausencia de impuestos.
    Las cosas no rodaban siempre con la misma facilidad. Con frecuencia ten�amos que
    enfrentarnos con reporteros que nos eran hostiles y que pose�an una diabólica habilidad
    para poner en un brete a sus interlocutores. Siempre que ten�a que contender con ellos
    sin la ayuda del profesor me expon�a a ser v�ctima de una zancadilla. Un hombre, por
    ejemplo, la tomó conmigo a propósito de la declaración del profesor ante el Comit� de que
    los cereales cultivados en Luna eran propiedad de los lun�ticos; al parecer, �l no lo cre�a
    as�. Trat� de escabullirme dici�ndole que aquella cuestión no era de mi incumbencia. Pero
    �l insistió:
    - �No es cierto, coronel, que su gobierno provisional ha solicitado el ingreso en las
    Naciones Federadas?
    Ten�a que haber contestado: �Sin comentarios�, pero ca� en la trampa y asent�:
    - Muy bien - dijo -. El impedimento parece ser la reclamación en sentido contrario de
    que la Luna pertenece a las Naciones Federadas (como ha sido siempre), bajo la
    supervisión de la Autoridad Lunar. En cualquiera de los dos casos, por su propia
    admisión, los cereales pertenecen a las Naciones Federadas, en fideicomiso.
    Le pregunt� cómo hab�a llegado a aquella conclusión. Me respondió:
    - Coronel, usted se titula a s� mismo �Subsecretario de Asuntos Exteriores�.
    Seguramente estar� familiarizado con la Carta de las, Naciones Federadas...
    La hab�a repasado muy por encima.
    - Razonablemente familiarizado - dije... creo que con cierta cautela.
    - Entonces conocer� usted la Primera Libertad garantizada por la Carta y su aplicación
    corriente a trav�s de la Orden Administrativa del Comit� de Control N�mero once - siete -
    seis del 3 de marzo del presente a�o. En consecuencia admite usted que todos los
    cereales cultivados en Luna por encima de las necesidades del consumo local son ab
    initio y sin discusión posible de propiedad com�n, y que deben ser distribuidos de acuerdo
    con las necesidades por los organismos competentes de las Naciones Federadas -
    mientras hablaba no dejaba de escribir -. �Tiene usted algo que a�adir a esa admisión?
    - �De qu� diablos est� usted hablando? - dije -. Y luego -: �Oiga! �No se marche! �Yo no
    he admitido nada!
    De modo que el Great New York Times imprimió:
    EL �SUBSECRETARIO� LUNAR DICE:
    �LA COMIDA PERTENECE A LOS HAMBRIENTOS�
    Nueva York, hoy. O Kelly Davis, que se llama a s� mismo �Coronel de las Fuerzas
    Armadas de Luna Libre�, y que se encuentra entre nosotros buscando apoyo para los
    insurgentes de las colonias lunares en las Naciones Federadas, afirmó en unas
    declaraciones voluntarias para este periódico que la cl�usula de la Gran Carta que
    garantiza la Primera Libertad es de aplicación a los env�os de cereales de Luna...
    Le pregunt� al profesor qu� ten�a que haber hecho en aquel caso.
    - Siempre hay que contestar con otra pregunta a una pregunta capciosa - me dijo -.
    Nunca hay que pedir una aclaración, si no queremos que pongan en nuestros labios
    palabras que no hemos pronunciado. �Qu� aspecto ten�a ese reportero? �Era delgado?
    �Con las costillas salientes?
    - No. M�s bien rollizo.
    - Lo cual quiere decir que no vive con, las mil ochocientas calor�as diarias a que alude
    la orden que citó. De haberlo sabido, pod�as haberle preguntado cuanto tiempo hac�a que
    hab�a dejado de conformarse con aquella ración y por qu� renunció a ella. O haberle
    preguntado en qu� hab�a consistido su desayuno... para encogerte de hombros, con aire
    de incredulidad, despu�s de o�r su respuesta, fuera cual fuese. Cuando no sepas adonde
    quiere ir a parar un hombre con sus preguntas, contraataca llev�ndole al terreno que a ti
    te interesa, sin tener en cuenta la lógica. Lo importante no es la lógica, sino la t�ctica.
    - Profesor, aqu� no hay nadie que viva con mil ochocientas calor�as diarias. En Bombay
    es posible. Pero aqu�, no.
    - En Bombay viven con menos de eso Manuel, esa �ración �nica� es una ficción. La
    mitad de los alimentos de este planeta se encuentran en el mercado negro o no son
    declarados vali�ndose de alguna argucia. La mayor�a de las naciones llevan una doble
    contabilidad y las cifras que someten a las Naciones Federadas no tienen nada que ver
    con su verdadera econom�a. �Crees que los cereales procedentes de Tailandia, Birmania
    y Australia son declarados correctamente al Comit� de Control por la Gran China? Estoy [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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